domingo, 3 de octubre de 2010

El cribado

En la mayor parte de las ocasiones, cuanto más nos alejamos temporalmente de la Prehistoria más antigua, nos olvidamos de algunas prácticas como el cribado del sedimento. También es cierto que hay excavaciones en las que es complicado el cribado de todo el sedimento. Pese a esto es verdad que sería necesario aplicar está práctica en determiandos contextos como estancias o basureros y cenizales.


En este caso vamos a hablar de los depósitos de conchas. Como ya comentamos en otra entrada, en algunas intervenciones las conchas se desechan como el resto del sedimento, pero la realidad es mucho más compleja. El color blanquecino de las conchas y su mayor densidad, crean un efecto óptico en el que únicamente destacan los restos de moluscos. Por lo tanto estaríamos perdiendo gran cantidad de materiales que bien por su pequeño tamaño, o bien por las concrecciones que adquieren irían a las terreras. Además de que nos permitiría recuperar algunas especies de conchas o peces que pueden que no estén en las muestras recogidas. Por lo tanto el cribado de la totalidad del depósito de conchas será posible recuperar material arqueológico que completará la información del depósito y nos permita una mejor interpretación, así como recuperar piezas en buen estado de conservación que de otra manera se perderían. La criba debería tener una luz de 1 cm. más o menos dependiendo del depósito y de los restos que se pretendan recuperar.

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