Hoy os traemos una leyenda sobre el origen de la Vieira como símbolo de los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. Según parece, todo este tipo de leyendas sobre la llegada de los restos del apostol a Galicia, así como de su simbología, aparecen desde el siglo XI-XII para asentar el poder de la iglesia compostelana frente a Toledo y el rito galo-romano impuesto desde Roma.
"Cuenta una vieja leyenda que a un lugar llamado Bouzas vinieron dos jóvenes de muy importantes y señaladas familias a celebrar su boda. La familia del novio procedía de Gaia, en el Reino de Portugal, y la familia de la novia procedía de Amaia, en el Reino de Galicia, donde mantenía tierras e importantes posesiones en Bouzas.Para más información sobre la leyenda les dejamos esta página.
Esta pequeña y hermosa villa marinera, situada en mitad de la Ría de Vigo, justo enfrente de las Islas Cíes o Islas de Baiona, fue el lugar elegido para celebrar la boda, al encontrarse a medio camino entre Gaia y Amaia, lo cual facilitaba el viaje a gran parte de los invitados.
Uno de los entretenimientos de la boda consistía en abofardar, juego en el que los señores, montados a caballo, lanzaban al aire sus cañas, bofardas o lanzas, teniendo que recogerlas al galope antes de que cayesen al suelo.
Cuando llegó el turno del novio, éste lanzó su bofarda y, mientras esperaba la caída de la lanza, observó cómo el viento desviaba súbitamente su trayectoria dirigiéndola hacia la Ría. El Caballero azuzó su caballo para no perder la lanza en el mar y, en su desesperado intento, lo que consiguió finalmente fue hundirse en el agua con su caballo y desaparecer.
A medida que el tiempo transcurría y la desesperación de todos aumentaba, vieron acercarse una barca que se dirigía hacia el punto donde había desaparecido el novio y su caballo. Cuando ya todos lo daban por muerto, ¡ sucedió el gran milagro ! Al paso de la barca, el Caballero emergió milagrosamente de las aguas con sus ropas y caballo cubiertos de Conchas de Vieira.
Atónito y confundido por los hechos ocurridos, el Caballero dirigió su mirada hacia los tripulantes de la nave quienes, emocionados, alzaron sus ojos al cielo exclamando:
Verdaderamente quiere Jesucristo manifestar su poder delante de ti y de aquellos que están en esta tierra, para bien y honra de éste, su vasallo, que llevamos en esta nave para darle cristiano enterramiento.
Nuestro señor Jesucristo quiso mostrar a través tuya, a los presentes y a los futuros, que quien a éste su vasallo quieran amar y servir, deberán visitarlo allí donde fuese enterrado llevando conchas como esas de las que tú estás cubierto, como sello de privilegio.
Él, a cambio, les ofrecerá que el Día del Juicio Final sean reconocidos por Dios como vasallos suyos, y por la honra que le hicieron a su vasallo y amigo Santiago al visitarlo y reverenciarlo, los resucitará en su Santa Gloria y Paraíso.
Después de escuchar a los discípulos, el Caballero pidió que lo bautizasen y regresó a la playa donde se reunió con su novia y les contó a los presentes lo ocurrido."
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