La Clasificación Taxonómica fue elaborada por Carl von Linné (1707-1778) con el objetivo de catalogar las diferentes especies animales. Cada especie recibe un nombre compuesto por dos términos en latín: el primero hace referencia al género o grupo de especies afines y el segundo hace referencia a la especie en cuestión. Este sistema fue progresivamente revisado y mejorado por otros naturalistas y zoólogos, como Lamarck (1744-1829).
La asignación de especies bajo estos criterios, generó un problema importante a la hora de clasificar un molusco: la sinonimia. La existencia de diferentes designaciones para un mismo molusco, bien sea por la presencia de diferencias endémicas o regionales entre poblaciones biológicas o bien sea por la identificación del mismo molusco en diferentes marcos espacio-temporales, multiplica el volumen de especies y provoca dificultades para optar por una u otra nomenclatura.
Para intentar corregir este problema, la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica lleva a cabo una revisión y puesta al día del Código Internacional de Nomenclatura Zoológica. Sin embargo, la adaptación de los diferentes autores a esta sinonimia es compleja, especialmente en algunas especies concretas.
Si el problema de la sinonimia es complejo a la hora de adscribir individuos vivos, la identificación de un resto arqueológico a una especie supone un problema mucho mayo, al que se une la problemática a la hora de comparar resultados con estudios anteriores, ya que la adscripción taxonómica puede haberse visto alterada a lo largo del tiemo.
La asignación de especies bajo estos criterios, generó un problema importante a la hora de clasificar un molusco: la sinonimia. La existencia de diferentes designaciones para un mismo molusco, bien sea por la presencia de diferencias endémicas o regionales entre poblaciones biológicas o bien sea por la identificación del mismo molusco en diferentes marcos espacio-temporales, multiplica el volumen de especies y provoca dificultades para optar por una u otra nomenclatura.
Para intentar corregir este problema, la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica lleva a cabo una revisión y puesta al día del Código Internacional de Nomenclatura Zoológica. Sin embargo, la adaptación de los diferentes autores a esta sinonimia es compleja, especialmente en algunas especies concretas.
Si el problema de la sinonimia es complejo a la hora de adscribir individuos vivos, la identificación de un resto arqueológico a una especie supone un problema mucho mayo, al que se une la problemática a la hora de comparar resultados con estudios anteriores, ya que la adscripción taxonómica puede haberse visto alterada a lo largo del tiemo.
Dentro de esta problemática se engloba el comentario que los compañeros de Argos escribieron en el post sobre Astraea rugosa, que según la última nomenclatura taxonómica sería Bolma rugosa.
1 comentario:
Un ejemplo en las aguas gallegas:
Stramonita haemastoma, nombre actual de Thais haemastoma.
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