A finales de 2006, durante los trabajos de desmonte realizados para la
realización de un observatorio de fauna marina, se constató la presencia de un
depósito arqueológico con conchas en las cercanías del Faro de San Cibrao
(Cervo, Lugo). Las obras afectaron a una parte del depósito, conservándose la
parte oeste del mismo. Los materiales cerámicos recuperados en el conchero, entre los que se
incluye algún fragmento de sigillata, han permitido datar este depósito entre
los siglos I-III d.C. Durante los años 2008 y 2009, diferentes excavaciones realizadas en el
entorno del faro han constatado la existencia de un importante poblado, exhumándose
un extenso entramado de estructuras habitacionales, además de un amplio volumen
de restos arqueológicos, reflejando diferentes fases ocupacionales desde época galaico-romana
hasta momentos medievales, modernos y contemporáneos.
Los estudios de la malacofauna y la ictiofauna (todavía en curso) han sacado una interesante evolución del marisqueo y la pesca desde los primero momentos de ocupación de la península hasta las fases altoimperiales y bajoimperiales. La aparición y desparición de ciertas especies, así como su abundancia, nos está reflejando importantes cambios a nivel productivo y económico, pero también cambios en los gustos, la alimentación y la sociedad que ocupó este asentamiento.
Ya durante la Edad Media se va a configurar una estructura productiva totalmente diferente a la detectada en el periodo anterior, desarrollándose una importante industria pesquera centrada en la pesca de merluza y de ballena, dando origen al nombre que recibe este espacio "Punta Atalaia", ya que servía como oteadero para la caza de estos mamíferos.
Marisqueo
Teniendo en cuenta los análisis del conchero (los diferentes solares están en proceso de estudio), podemos diferenciar dos grupos de especies: las básicas que
aparecen en todas las muestras, y las anecdóticas, que aparecen en muy pocas
muestras.
Entre las especies principales
podemos observar, según el índice de dominancia, tres grupos bien diferenciados:
·
Recursos de primer orden: formado por las especies del
Género Patella (lapas), con más del
80% de los individuos.
·
Recursos de segundo orden: grupo constituido por aquellas
especies que, sin llegar a ser dominantes, presentan valores altos de representación:
percebe (Pollicipes cornucopia) y mejillón
(Mytilus sp.) Ambas especies estarían
vinculadas en el proceso de recolección, lo que se debería a que compiten por
el mismo medio, si bien en este caso alcanza una mayor importancia la primera,
mostrando ambas proporciones similares en las diferentes muestras. El
predominio de Pollicipes cornucopia
nos indica un entorno expuesto y muy batido.
·
Recursos de tercer orden o complementarios: agrupa a aquellas
especies que aparecen de forma recurrente, pero con unos valores muy bajos,
sugiriendo que actuarían en el proceso de recolección como un complemento de
los recursos principales. Este grupo estaría formado por la púrpura (Stramonita haemastoma), erizo de mar (Paracentrotus lividus) y bígaro (Osilinus lineatus). Aunque otras especies
de caramuxos, como Gibbula umbilicalis o Littorina littorea, las hemos considerado
como anecdóticas, hay que tener en cuenta que seguramente fueron recogidas con Osilinus lineatus. Es interesante el
hecho de que únicamente haya aparecido un individuo de L. littorea, ya que esta especie tolera mejor el agua dulce, lo que habría indicado una recolección próxima
a la desembocadura de algún curso fluvial. S.
haemastoma y P. lividus son especies
que habitan el infralitoral. Su presencia en las distintas muestras presenta importantes
variaciones, lo que unido a su escasa importancia en el conjunto global, nos lleva
a descartar el empleo de artes de fondo. Sin embargo, consideramos que para su
marisqueo se pudo aprovechar el ciclo de mareas, aumentando durante las bajas
vivas la superficie de recolección, facilitando esta actividad.
Como podemos observar, la recolección se
centraría exclusivamente en el sustrato rocoso. En la actualidad en el entorno
predomina el sustrato duro, por lo que es posible que la actividad mariscadora
se realizara en las inmediaciones del yacimiento. En este sentido, llama la
atención la ausencia de especies de sustrato arenoso, ya que hoy día la
península está unida por un istmo de arena, siendo probable que no existiera
durante la fase de ocupación del castro.
La explotación del sustrato rocoso
se centraría principalmente en el intermareal medio-inferior, con complemento
de especies del infralitoral y del intermareal superior. Las muestras presentan
diferencias entre especies y tallas de distinta zonación, lo que nos puede
estar indicando variaciones en la zona explotada dependiendo de la acción de
las mareas o incluso de la estación del año en que se realizara esta actividad.
La presencia de muestras con un
mayor número de Pollicipes cornucopia
y Patella sp. de menor altura, y de
otras con menor presencia de P. cornucopia
y Patella de mayor altura, puede ser
reflejo de un marisqueo en zonas más o menos expuestas. Por otro lado, el
aprovechamiento de Paracentrotus lividus
significaría, en principio, una recolección entre otoño y primavera, periodo en
el que se produce la maduración de las gónadas sexuales, parte comestible de
este animal. Por lo tanto, la estacionalidad también tendría una importancia significativa.
La actividad mariscadora centrada
principalmente en una especie, junto al amplio abanico de tallas que presentan
los individuos de Patella sp. u Osilinus lineatus, nos hace pensar en
cierta presión sobre el medio. Fenómeno que no parece detectarse en los
yacimientos de cronología prerromana, pero que se pondría de manifiesto en época
romana al incorporarse nuevas variables como el comercio.
Pesca
En cuanto a los peces, y atendiendo a su número de restos, podemos observar la existencia de cuatro grupos de especies según
su importancia:
·
Recursos de primer orden:
formado por una única especie, maragota (Labrus
bergylta), con un porcentaje cercano al 40%, y con representación en
prácticamente todas las muestras. Se trata de una especie demersal que ocupa
áreas rocosas con algas. Es muy territorial y sedentaria, por lo que su captura
no es complicada, al encontrarse fácilmente en el entorno.
·
Recursos de segundo orden: se
incluyen aquellas especies representas en una cuarta parte de las muestras, con
valores que superan el 3% del total de los restos. Este grupo acoge especies
demersales como el abadejo (Pollachius pollachius), prago (Pagrus pagrus), ollomol (Pagellus bogaraveo),
aligote (Pagellus acarne), y especies
pelágicas como el jurel (Trachurus
trachurus) o el estornino (Scomber japonicus).
Hay que destacar que son especies migratorias, si bien de diferente intensidad,
acercándose a la costa o a la superficie entre la primavera y el verano. Su
pesca, por tanto, va a estar supeditada a determinados periodos. La mayor parte
de estas especies se identifican con pescados azules o semigrasas, que en época
romana eran muy apreciados, principalmente para la elaboración de salsas como
el garum.
·
Recursos de tercer orden: categoría
que agrupa aquellas especies representadas por un pequeño número de restos y
únicamente documentadas en una o dos muestras: lubina (Dicentrarchus labrax), sardina (Sardina
pilchardus) y dorada (Sparus aurata).
Exceptuando la pelágica S. pilchardus,
las otras dos especies son demersales, localizándose en zonas arenosas y de
roca. No es difícil encontrarlas en las desembocaduras de los ríos,
principalmente D. labrax, ya que aquí
realiza la puesta entre la primavera y el verano. S. pilchardus es una especie migratoria que se acerca a la costa en
la primavera y el verano, algo similar a los observado para T. trachurus y S. japonicus. El bajo número de restos de sardina también puede deberse
al pequeño tamaño de sus huesos, que fácilmente pueden ser ingeridos.
·
Especies anecdóticas:
englobamos en esta categoría las especies que aparecen representadas por un
único resto: salmón (Salmo sp.), merluza
(Merluccius merluccius), faneca (Trisopterus luscus), San Martiño (Zeus faber), sargo (Diplodus sargus) y la caballa o xarda (Scomber scombrus). Exceptuando Scomber
scombrus, especie pelágica y muy similar a S. japonicus, el resto serían demersales. De todos ellas cabe
destacar la vértebra de Salmo sp., si
bien no hemos podido determinar si corresponde a salmón o a trucha. Seguramente
su pesca estaría vinculada al proceso migratorio que realizan las especies de
esta familia para la puesta a finales del invierno.
En conjunto, podemos hablar de una
pesca nerítica centrada principalmente en especies demersales, aunque con
cierta importancia de las pelágicas. Esta actividad se realizaría tanto con anzuelo
y trampeo como con redes, como sugiere la importante presencia de especies
pelágicas (por ejemplo, Scomber sp. o
S. pilchardus). Se llevaría a cabo
principalmente en zonas rocosas, al igual que lo apuntado para la malacofauna,
con cierta actuación sobre el sistema estuarino y arenoso. Esto último nos plantea
de nuevo la problemática del sustrato arenoso en el entorno del yacimiento y su
aprovechamiento. Por otra parte, la actividad pesquera se vería influida por la
estacionalidad de alguna de las especies.
Además de los restos identificados
anatómica y taxonómicamente, se han recuperado un alto número de restos indeterminados
cefálicos y, sobre todo, post-cefálicos, así como de escamas.
Si quieres saber más sobre la explotación del mar en este yacimiento este viernes 24 de mayo daremos una conferencia en San Cibrao donde adelantaremos los resultados de los nuevos análisis.
Para saber más:
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