Uno de los principales errores en los que caen los arqueólogos al realizar una intervención en un conchero, es hacer la asociación conchas = sedimento. Este habitual error no es nuevo, y lamentablemente lo arrastramos desde el siglo XIX. Esto se debe al gran volumen de restos coquinológicos que se acumulan y a su predominancia visual, sin embargo hay que tener presente que son restos arqueológicos, no sedimentológicos.
Hay que tenerlo en cuenta, ya que según sea nuestro precepto de partida así serán nuestros resultados. De este modo, cuando se considera las conchas el continente se da por asumido que el depósito es homogéneo y que se encuentra removido, localizándose incluso materiales de diferentes periodos. Sin embargo, cuando consideramos las conchas como contenido, podemos ver diferentes vertidos debido a la mayor o menor presencia de sedimento, el color de este, la textura, la mayor abundancia de una especie... incluso podemos realizar una estratigrafía artificial que nos ayude a observar diferencias cronológicas, estacionales...
Qué haríamos si nos encontramos con un gran basurero cerámico donde aparecieran fíbulas romanas, y en otro punto del depósito fíbulas prerromanas... ¿consideraríamos la cerámica como sedimento definiéndolo como un único depósito revuelto? o ¿intentaríamos definir estas dos fases observando las diferencias del sedimento y la tipología del material cerámico?.
2 comentarios:
Menuda barbaridad, no sabía que pasaba eso a estas alturas!
¿Habéis terminado ya en la basílica paleourálica? Un abrazo
Que va, aún tenemos para una temporada.
Pues si que ocurre en ocasiones, y en el laboratorio tenemos algún que otro conchero enterito recogido de una tacada...ya ves...Un abrazo
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